Una nueva Cenicienta!
Miré dentro del armario y no podía creer que una Cenicienta como yo no supiera qué ponerse para acudir a la cita. Raso, seda, algodón, licra...¡no encajaba nada esa mañana! asi es que, busqué a mi Hada madrina por todos los lados, pero tampoco hubo suerte.
Debe de ser que se encuentra de vacaciones durante alguna temporada o ha decidido que ya soy lo suficiente mayorcita para arreglármelas sin ella. No puedo negar que no verla por toda la casa me irritase de una manera considerable, asi es que llamé varias veces a mis ratoncillos para ver si ellos me podían ayudar, pero tenían mejores cosas que hacer, como lavarse los dientes y marcharse al colegio todos juntos.
¡Y qué razón tenían!
Pensé que el mundo se me caía encima cuando frente a un armario lleno de ropa, no sabía qué ponerme. Lo mismo esa misma mañana conocía al Principe de mis sueños o quizá bailase con algún desconocido en la oscuridad...
Tras varias horas frente al dichoso armario y después de haberme probado miles de cosas fui descartando:
-¡La falda larga me hacía bajita!
-¡El jersey marrón era demasiado oscuro!
-¡La camisa de flores era muy llamativa!
-¡Los zapatos de tacón me daban vértigo!
Nada me convencía.
Al cabo de un rato, mirando entre los retales que tenía desde hace tiempo y que ya ni me ponía encontré un trozo de tela de Tul y unas medias negras. Me las puse y ...¡menuda sorpresa la mía! me encontraba cómoda y segura de mí misma!!
La camiseta andaba algo rota, pero decía mucho de mí, por supuesto una zapatilla cómoda me hacía caminar con la cabeza bien alta sin tropezarme con nada ni nadie.
Por último cogí mi corona de lo alto de la cama, ya que a algunas princesas nos molesta la corona para dormir ( dicen que eso no es de verdaderas princesas) pero tengo suficientemente claro que soy una PRINCESA de los pies a la cabeza.