lunes, 23 de noviembre de 2009

El Baile Mágico

Ranita, ¡llego el momento del Baile! Estábamos nerviosas y nerviosos frente a la puerta de Palacio para entrar y comenzar a disfrutar de la belleza del baile.
Al principio decidíamos quién sería nuestra o nuestro compañero de baile, pero conforme fuimos aprendiendo a soltarnos por la pista, esto empezó a cambiar y bailábamos con cualquiera que se presentara dentro de la pista.
Fue un momento de desinhibición, ranita, ya sabes que no bailo con cualquiera y que soy muy exigente, pero cada vez que se oía la frase: “cambio de pareja” me apetecía muchísimo encontrarme con un rostro totalmente nuevo.
Mantuvimos buen ritmo de baile aprendiendo nuevos pasos guiados por una chamana (Gabriela). Era una especie de En-cantamiento, que nos iba sumergiendo más en el final del cuento.
Tras haber aprendido este tipo de Baile, nos repartieron unas vendas para los ojos y una vez tapados, nos hicieron entrega de un zapato que se uniría con su par y bailaría en silencio intentando reconocer a su par.
Fue algo muy curioso, ya que a pesar de no encontrarme frente a una persona conocida, ambas manteníamos el silencio sin querer saber de la otra, simplemente disfrutando del baile y debido a la oscuridad, hacerlo lo más delicado posible. Cuando nos descubrimos los ojos, pude comprobar con quién había estado compartiendo mi oscuro baile.
Tras disfrutar de este momento, comenzó la liberación y pudimos descargar toda la energía acumulada mediante una coreografía que desde mi punto de vista, coordinábamos bastante bien de una forma rápida.
Machete, machete, machete, maché…acompañado de un golpeteo de manos contra el suelo, creo que ha sido una de las frases de la canción que presidia el baile que más nos ha identificado, porque no podíamos dejar de gritarlo a modo de reivindicación.
“¡Relata tu propio cuento de hadas, tu propia danza, tu movimiento irremplazable y único!”

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